Concierto. Tako + Lobos Negros. 1 de febrero de 2008

Crónica de TAKO + LOBOS NEGROS, viernes 1 febrero, sala Heineken, Madrid

Acercarse a ver un concierto de los maños TAKO es sin duda un sinónimo de pasar una tarde/noche de exquisito rock n´ roll, de buen rollo y de canciones especiales, y la citada en la sala Heineken no fue una excepción. Con una sala a media entrada (y eso que se animó muchísimo con respecto a la paupérrima impresión inicial) pero muy animada y entregada, los de Egea de los Caballeros de Mariano Gil y compañía nos obsequiaron con un entretenido concierto donde, entre otras cosas y muchos clásicos, nos presentaron en Madrid su nuevo disco, “13”.

Los teloneros encargados de ir animando a la gente y ambientando la sala fueron los veteranos LOBOS NEGROS, un grupo madrileño compuesto desde siempre por tres miembros, con mucha experiencia en los escenarios y que nos ofrecieron un buen rato de rockabilly/rhythm´n blues/rock sureño pese a que es cierto que, al menos sobre el papel, no pegaban demasiado con los TAKO, todo sea dicho, y como tal no recibieron demasiada respuesta de un público que, en su mayoría, no los conocía en absoluto. De todos modos, la experiencia es un grado y es que de nuevo se cumplió el refrán al 100% ya que LOBOS NEGROS poco a poco se fueron metiendo al público en el bolsillo en una actuación que fue animando a la gente que iba llegando con cuentagotas a la sala. Un momento a destacar fue a mitad del show cuando el batería cogió uno de sus tambores, se puso en medio del escenario y así se marcaron un par de conocidas versiones clásicas (incluso con la broma de meter entre medias un trozo del “Sólo lo hago en mi moto” de OBÚS), en las que, además, el propio batería dio un autentico espectáculo tocando con sus baquetas todo aquello que se puso a su alcance: una caja de cervezas, la cabeza de su guitarra (protegido, eso sí, con un casco de bici)… y sin perder en ningún momento el ritmo, la sonrisa y el buen rollo. Entre sus temas clásicos destacar buenas piezas de rock clásico y “retro” como “Go go muck” o “Rock n´roll en la ciudad” para media hora/tres cuartos de buen rock n´roll con tupé a lo Dubbie Brothers que finalmente se ganaron un merecido aplauso.

Una vez caldeado el ambiente de la sala, llegó el momento de que TAKO salieran a darlo todo encima del escenario, ofreciendo un buen espectáculo durante algo más de hora y media que, como ellos mismos dijeron, les supo a poco y es que por motivos de horario de la sala (nada nuevo, ¿verdad?) tuvieron que acortar y varios temas se quedaron en el tintero. Sin embargo, el tiempo que estuvieron encima de las tablas hicieron las delicias de un público muy entregado (con sus habituales seguidores maños en primeras filas) y que disfrutó mucho con el espectáculo en el que desgranaron algunos temas de su nuevo disco “13”, como “Chica caliente", “la mitad de mis espejos” o la balada "Trenzas de arena" ya al final, además de sus temas ya clásicos como “Colorín colorado” (que abría su anterior “Jaque”), “La dama de blanco”, una siempre especial “Carpintero de condenas”, o la preciosa balada “A las puertas del deseo”, inevitable en sus conciertos para cerrar antes de los bises, para terminar por todo lo alto con la cañera “El viejo resina” (con el teclista Nacho en primera línea “haciendo el gamberro” y las delicias de sus fans), “Ayer, hoy por siempre” , la bailona “El enterrador” y por último “Poeta nocturno” que puso perfecto final para lo que fue una autentica fiesta de buen rock n´roll, letras especiales, calidad de lujo en el escenario como musicazos como Fernando Mainer o José Mena (ambos también en la banda de JORGE SALÁN, por cierto), y el incombustible Mariano Gil demostrando que sigue siendo un torbellino sobre el escenario, sin parar de moverse dando caña con su nueva y preciosa Explorer anaranjada y dando voz a unas letras siempre únicas.

Lo dicho, un autentico derroche de energía de la banda en directo, sobre todo de su cantante Mariano Gil, como decía, muy buen rollo encima del escenario que era imposible que no se contagiara entre un publico que vibró, coreó, cantó, bailó y disfrutó una vez más en la Heineken madrileña con una de esas bandas únicas, con más de veinte años de historia pero que lamentablemente no han terminado de conseguir el éxito rotundo que siempre merecieron. Pese a que sus últimos discos han bajado un tanto la fuerza y calidad con respecto a sus discos clásicos, siempre un valor seguro tanto en estudio como sobre todo en directo. (Texto: Patricia Eguía Fotos: David Esquitino)