Crítica. Nikki Puppet. Power seeker
Los temas tienen la fuerza y ese veneno que te enganchan, las melodías te agarran y acarician, aunque las uñas no dejan de clavarse en la espalda según avanza la escucha, que nadie se confunda, y la suciedad elegante acaba envolviendo todo el trabajo, en un disco de esos que según lo escuchas la primera vez, no te suelta. Desde la caña de “Destroy this toy”, “I can dream” (brutal) o la macarrísima “I spy”, hasta el punto más roquero de la propia “Power seeker” o “Daddy yells”, un disco que no se puede quedar perdido en cualquier estantería al lado de trabajos mediocres que nunca más escucharás. Sexo, drogas y rock n´roll en estado puro, en un trabajo donde sólo cambiaría algún corte más flojo de la segunda parte, el sonido de la batería, que ha quedado algo opaco, y quizás le pondría otra portada más atractiva para dejarlo “niquelado”. Pese a todo, muy recomendado, ¡a por ellos!
Texto: David Esquitino
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