Crítica. Extremoduro. La ley innata.
Ya tenemos aquí el nuevo y esperado trabajo, llamado “La ley innata”, y de primeras nos sorprende en un formato cercano a “La Pedrá”, casi a modo de un tema muy largo dividido en varias partes, en este caso llamadas “movimientos”, precedido por una “Dulce introducción al caos”, interesante primer single, y el extraño final, con una “Coda flamenca” que descoloca y que a los fans de los EXTREMODURO guitarreros y descastados nos chirriará seguro. De todos modos, no es oro todo lo que reluce en el sentido de que estamos ante un disco muy suave, relajado, complejo quizás, y muy comercial en los dos sentidos, bueno y malo, de la palabra. Es obvio que la influencia y el gusto de nuevos fans por temas mucho más accesibles como “La vereda de la puerta de atrás”, “Golfa” o “Buscando una luna”, e incluso de los temas de “Extrechinato y tú”, y el hecho de encontrarnos “sí o sí” a un Robe mucho más relajado, maduro, asentado y con los demonios interiores más dormidos que antaño, tiene mucho que ver en que “La ley innata” sea así. Ahora, no lo digo en plan negativo o comparativo, no me malinterpretéis, simplemente hay que tener claro que, al menos en estudio, al abrir el pecho de Robe y registrar encontramos menos pus, rabia, desgarro y actitud que en los 10 primeros años de EXTREMODURO, y como tal hay que interpretar el nuevo disco.
Por su boca siguen saliendo verdades y rebeldía, eso no ha cambiado, pero ya no en forma de culebras y de poesía urbana desgarrada, y es que supongo que alguien como Robe tiene que escribir y cantar lo que siente y lo que vive, como ha hecho siempre, y actualmente los tiempos relatados tan bien en “Necesito droga y amor”, “Deltoya” o “Jesucristo García” intuyo que están muy lejos de la realidad actual y entorno en el que vive ahora el señor Iniesta. Entonces, esta nueva etapa, aún protestona pero evidentemente más serena, relajada y “feliz” del protagonista se tenía que reflejar en el disco y así lo ha hecho al 100%.
Volvemos a la música de “La ley innata” y nos encontramos con seis temas muy largos, quizás demasiado, variados entre sí pero con un denominador común a nivel de letra y un enfoque musical ya digo que más suavizado que los EXTREMODURO de “Agila” para atrás, precisamente siguiendo la evolución que comenzó en el fantástico disco del 96, pero que sobre todo que ya se intuía en el flojo “Canciones prohibidas” y en “Yo, minoría absoluta”, mejor disco pero también más suave y accesible. Son temas con muchos cambios de ritmo, variando en velocidad y ataque (dentro de la suavidad generalizada) según el “movimiento”, y ofreciendo en los 6 cortes momentos para todos los gustos: Desde el toque más comercial y accesible, pero atractivo, de “Dulce introducción al caos” o “Primer movimiento: El sueño” (algo más acelerada por momentos), una balada “para otros públicos” como es el “Cuarto movimiento: La realidad”, el único tema realmente guitarrero y el que más gustará sin duda a los fans de siempre, como es una estupenda “Tercer movimiento: Lo de dentro”, (para mí la mejor sin ninguna duda de todo el trabajo), el larguísimo “Segundo movimiento: Lo de fuera”, que es ya un “Pedrá” en sí misma, empezando muy suave, casi jazz, pero que luego coge ritmo, con una parte intermedia/final más alegre y casi circense, de marcado corte popero, demasiado (no creo que sea el único que piensa que sobra), y un cierre más interesante, hasta el final “aflamencado” y que recuerda más a SABINA, FITO y demás que a otra cosa, con una “Coda flamenca” que, sinceramente, sigo sin comprender dentro de un contexto de estar hablando de una banda como EXTREMODURO (y es que una cosa es una broma divertida como “Me estoy quitando” y otra hacer un tema de Joaquín Sabina, con todos los respetos y admiración al maestro en lo suyo, por supuesto, en un disco supuestamente de rock duro y callejero).
Que es un disco que se va a vender como churros y que va a encantar a un espectro de seguidores muy amplio, no me cabe duda, especialmente cuando ellos mismos reclaman el trono en la carretera con llenazos históricos allá donde van. Por otro lado, si lo miramos desde el contexto de un medio de rock duro y a la vez desde el prisma de un fan rotundo de los primeros años de la banda, me extrañaría que “La ley innata” convenciera a la generación que crecimos con “Deltoya” y “¿Dónde están mis amigos?” que, inevitablemente, acabaremos pensando después de escuchar el disco “¿dónde están nuestros EXTREMO?”, porque aquí de rock transgresivo muy poquito, las cosas como son. Por otro lado, está claro que este disco no pretende ser una reedición de nada, ni siquiera de la propia “Pedrá”, a la que inevitablemente torna tu cabeza cuando tienes el trabajo delante, ni siquiera reivindicación propia o ajena de una banda que poco a poco y año a año se ha convertido en absolutamente legendaria y referencia total de nuestro rock al nivel de unos BARRICADA, LOS SUAVES, PLATERO Y TU o incluso, quizás con miedo de ser hereje, LEÑO.
En sus propias palabras, a Robe siempre “se la ha sudado todo”, y a nivel de banda han ido, venido y actuado a su bola y según su propio parecer, y han conseguido todo sin bajarse los pantalones ante nadie, al menos hasta “Agila”. Y con este precepto nos encaramos ante “La ley innata”, que es tan valido (o posiblemente incluso mejor) que cualquier otro trabajo previo de la banda... Ahora, son otros tiempos, otro sonido, otra actitud, otro público, otra manera de cantar y tocar, y otra forma de encarar su realidad. Por tanto, no tiene sentido comparar, ya que reitero que sin duda son otros tiempos y otra etapa del grupo, pero sinceramente no creo que estos temas lleguen a convertirse en banda sonora de otra generación como ya lo han hecho toda la retahíla de “éxitos y fracasos” que todos tenemos en la cabeza pensando en EXTREMODURO. (David Esquitino)
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2 Comments:
Sinceramente, creo que no sabes escuchar la música.
Una persona que ha escuchado tranquilamente y consciente de lo que hace este disco no se pone a decir esas cosas que has dicho.
Has ido pensando en los discos anteriores, pero cada disco es único. Si quieres escuchar algo como Deltoya, escucha Deltoya.
El artista busca siempre avanzar y no quedarse estancado. Si lo hiciera no sería un verdadero artista.
Este trabajo es, sin duda, un regalo para los oidos.
Deberías escucharlo de nuevo, centrandote solo en lo que escuchas, sin comparar cada estrofa con otra cancion antigua de Extremo.
Chapó para Extremoduro.
ese disco me encanta. considero que es, lejos, el mejor disco de extremoduro. un asunto sublime, el amor, la pena, la rabia, los celos, el desamor y la resignación. Yo también he sido un gran fan de ellos desde el principio, entiendo su forma de pensar. Pero considero increiblemente valida tu opinion, quisá mśs valida que la mia, por que veo, leo, que conoces a la banda con una nostalgia y un romanticismo que me hace pensar que has sentido a la banda mil veces más potente que yo.
Un saludo desde Chile y un gusto de leer a un tan buen oidor de musica
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