Crítica. AC-DC. Black Ice
Obviamente los tres discos más esperados del año, el que se suponía que iba a ser el tridente de lujo del 2008, eran los de METALLICA, GN´R y AC/DC, y lamentablemente tengo que decir que en ninguno de los tres casos han cumplido de manera absoluta con las expectativas esperadas. Ya tendremos tiempo de hablar de los dos primeros pero hoy nos ocupamos del tercero, el esperadísimo “Black ice”, tras 8 años de asueto y de dimes y diretes, especialmente provocados por el maltrecho estado de una de las rodillas de Angus, y es que la edad y el ser el ser (valga la “refunfondia”) más eléctrico de la historia sobre un escenario no perdonan.
Obviamente el disco suena (muy bien, por cierto) a los creadores de su estilo inimitable, a la banda de rock rotundo más grande de la historia, y única y exclusivamente a ellos, pero esto era de esperar: las guitarras llevan el sello Young desde el primer acorde al último, la base rítmica es sencilla pero tan obviamente reconocible como siempre, y la voz de Brian Jonson corta más y mejor que nunca (siendo el miembro más en forma de la banda, al menos a tenor de lo oído aquí). Aparte de esto, sería mentir decir que no esperábamos más del disco. ¿Está bien?, por supuesto, ¿es puro AC/DC?, claro, ¿es el álbum que esperábamos después de 8 años?, lamentablemente no, y es que quizás después de tantos años sea el momento de abarcar su última gran gira, morir con las botas puestos demostrando que, al menos encima de un escenario, no tienen rival, pero en estudio quizás sea el momento de reconocer (si no lo fue ya en “Stif upper lip”) tienen las baterías en las últimas. Eso sí, todavía les quedan algunos cartuchos para seguir demostrando que nadie ha sabido hacer boggie rock guitarrero como ellos, y es que empezando por la gran “Rock n´roll train” (la mejor con diferencia), la interesante “War machine”, la divertida “Big Jack”, la roquera “She loves rock n ´roll” o la propia “Black ice”, el disco tiene argumentos de sobra para pasar el corte. De hecho, sólo faltaría que no estuviera por encima de la mayoría de banduchas de medio pelo que llevan 30 años intentando imitarles, pero a estas alturas y tratándose de AC/DC, esto ya no es suficiente, especialmente cuando hay una banda de jovenzuelos barriobajeros y macarruzos, paisanos suyos, que con sólo un disco ya están 100% preparados para tomar el testigo. Gracias por todo, AC/DC, ha sido un placer, pero es el momento de ceder el testigo a gente como AIRBOURNE. (David Esquitino)
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