Crítica. Talesien. Melancolía
Rock duro con toques progresivos, elegante, triste y melancólico, con muchos arreglos contemporáneos es lo que vamos a encontrar en este fantástico lanzamiento de los gallegos TALESIEN. El disco se abre con la instrumental acústica “Melancolía”, para arrancar después la contundente “En tu nombre”, un tema de Hard Rock acelerado, perfecto para empezar el CD. De hecho, los arreglos rítmicos de bajo y batería, y el uso del doble bombo rejuvenecen bastante el aroma de éste y de todos los temas que vendrán. “Vivo y muerto” suena moderna, progresiva, con un riff de guitarra que podría sonar a unos PANTERA algo “edulcorados”… Enseguida silencio y absoluto protagonista de la elegante y poderosa voz de Javier García, y mención especial hay que hacer al fantástico trabajo de Cotelo e Insua en la parte instrumental del corte. Genial. “Alma de arena” es otro corte contundente, acelerado y melódico a partes iguales.
En este punto nos damos cuenta de que una producción más afilada hubiera hecho ganar mucho “punch” a este disco, aunque hay una clara intención melódica general que hace que los derroteros vayan por un predominio de la voz y los omnipresentes coros sobre todo lo demás. De nuevo, sobresaliente el trabajo de los guitarristas en el corte, por cierto. Con la instrumental “In demons”, con muy mala hostia, la cosa se endurece bastante y todo se tiñe con dejes a lo BLACK LABEL SOCIETY. En mi opinión, creo que sobra la voz “satánica”, que estos chicos no son DIMMU BORGIR, pero no deja de ser un temazo instrumental a medio tiempo. Me convence menos la balada “Amanecer de abril”, Volvemos al sobresaliente con “Nada es eterno” temazo de aires progresivos, sobre todo en el lead principal de guitarra, y con aire general del tema muy sinfónico, o épico y oscuro más bien. “Oculto” sigue con la formula de contundencia de arreglos y sonido y voz y teclados ultramelódicos (uno de los cortes más comerciales del disco). “Lamento” y “Como ayer” son otras baladas/medios tiempos al uso (que para gustos los colores, pero a mí me dicen menos), y seguimos con “Samarcanda”, que es otro temazo denso y a medio tiempo, con predominio de las escalas y sonoridades arábigas, y con una base rítmica simplemente brutal (uno de los mejores cortes del disco, vaya). “Libélulas” cierra el disco como se abrió, a modo de correcta instrumental de guitarra acústica.
En general un gran disco que aúna magistralmente lo antiguo y lo moderno, como se suele decir, pero con toneladas de inspiración y ejecución. Lástima de tanta balada… (Javier Paredes)
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